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Pene y Testículos

Fimosis

 

Es un trastorno en que el prepucio contraído no puede retraerse sobre el glande. La infección crónica por mala higiene local es la causa más común. Casi todos los casos ocurren en hombres sin circuncisión, aunque el exceso de piel dejado después de dicha operación puede volverse estenótico y causar fimosis. 

 

Bajo el prepucio pueden desarrollarse cálculos y carcinoma epidermoide. La fimosis también se puede presentar a cualquier edad. En hombres diabéticos de edad avanzada, la balanopostitis crónica puede llevar a fimosis y puede ser la queja de presentación inicial. 

 

Los niños menores de dos años casi nunca tienen verdadera fimosis; su estrecha apertura prepucial se ensancha de manera gradual y permite la retracción del prepucio sobre el glande. 

 

Debe evitarse la circuncisión por fimosis en niños que requieren anestesia general; excepto en casos con infecciones recurrentes, el procedimiento debe posponerse hasta que el niño alcance una edad en que pueda usarse la anestesia local o regional.

 

Edema, eritema y dolor a la palpación del prepucio, además de secreción purulenta, suelen causar que el afectado busque atención médica. La incapacidad de retraer el prepucio es una queja menos común.

 

La infección inicial debe tratarse con antibióticos de amplio espectro. Es posible cortar el prepucio dorsal, si es necesario mejorar el drenaje. La circuncisión, si está indicada, debe hacerse después de que se controle la infección.

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Circuncisión.

 

Aunque se realiza por rutina en algunos países, por razones religiosas o culturales, no suele ser necesaria si puede mantenerse la limpieza y la buena higiene del pene. Hay mayor incidencia de carcinoma peneano en hombres no circuncidados, pero la infección crónica y la higiene deficiente suelen ser factores subyacentes en estos casos. La circuncisión está indicada en sujetos con infección, fimosis o parafimosis.

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Varicocele 

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El varicocele es una anomalía congénita común que puede estar asociada con trastornos andrológicos como subfertilidad masculina, falla del crecimiento y desarrollo testicular ipsilateral, síntomas de dolor y malestar, hipogonadismo.

 

El varicocele está presente en casi el 15% de la población masculina normal, en el 25% de los hombres con análisis de semen anormal y en el 35-40% de los hombres que presentan infertilidad.

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Se desconoce la asociación exacta entre la reducción de la fertilidad masculina y el varicocele. El aumento de la temperatura escrotal, la hipoxia y el reflujo de metabolitos tóxicos pueden causar disfunción testicular e infertilidad debido al aumento de la supervivencia general y al daño del ADN.

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Varicocelectomía.

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La reparación de varicocele ha sido un tema de debate durante varias décadas. Un metanálisis de ECA y estudios observacionales en hombres con solo varicoceles clínicos ha demostrado que la varicocelectomía quirúrgica mejora significativamente los parámetros seminales en hombres con parámetros seminales anormales, incluidos los hombres con NOA con hipoespermatogénesis o detención de la maduración tardía (espermátide) en patología testicular

 

El tiempo promedio de mejora en los parámetros del semen es de hasta dos ciclos espermatogénicos y el embarazo espontáneo ocurre entre 6 y 12 meses después de la varicocelectomía. 

Hidrocele

 

El hidrocele se define como una acumulación de líquido entre las capas parietal y visceral de la túnica vaginal del testículo. Se basa en un desequilibrio entre la secreción y reabsorción de este líquido. 

 

Pueden aparecer hidrocele de forma secundaria a un traumatismo menor, torsión testicular, epididimitis u operación de varicocele o como recidiva tras la reparación primaria de un hidrocele (recidiva).

 

Puede diagnosticarse mediante la historia clinica, el examen físico. La transiluminación del escroto confirman el diagnóstico en la mayoría de los casos.

 

Cuando el diagnóstico es de hidrocele, y no hay antecedentes de reductibilidad ni síntomas asociados; la tumefacción es traslúcida, suave y habitualmente indolora. 

 

Cuando existen dudas sobre la naturaleza de una masa intraescrotal, ha de efectuarse una ecografía escrotal, cuya sensibilidad es casi del 100 % para detectar lesiones intraescrotales. 

 

La ecografía Doppler ayuda a distinguir hidrocele de un varicocele y una torsión testicular, aunque estos trastornos también pueden acompañarse de un hidrocele.

 

En la mayoría de los casos, el tratamiento quirúrgico del hidrocele no está indicado durante los 12-24 primeros meses debido a la tendencia a su resolución espontánea. La persistencia de un hidrocele escrotal simple transcurridos los 24 meses de edad puede ser una indicación de corrección quirúrgica. 

Torsión testicular

 

La torsión testicular se produce cuando un testículo gira y enrolla el cordón espermático que suministra sangre al testículo desde el abdomen. Si el testículo gira varias veces, el flujo sanguíneo puede quedar totalmente bloqueado, lo cual ocasiona daño con mayor rapidez. 

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La torsión testicular constituye una urgencia y requiere un tratamiento quirúrgico inmediato. Los dos determinantes más importantes del rescate inicial del testículo son el tiempo transcurrido entre el comienzo de los síntomas y la detorsión,  y el grado de torsión del cordón.

 

Se puede producir una atrofia testicular grave después de una torsión de tan sólo 4 horas de duración cuando la torsión es de más de 360°. En caso de torsión incompleta (180° a 360°), con una duración máxima de los síntomas de 12 horas, el riesgo de atrofia disminuye.

 

La exploración quirúrgica urgente es obligatoria en todos los casos de torsión testicular en las 24 horas siguientes al inicio de los síntomas.

 

Durante la exploración también se lleva a cabo una fijación del testículo contralateral. La recurrencia tras la orquidopexia es rara (4,5%) y puede sobrevenir varios años después de la intervención. 

Varicocele
Fimosis
Hidrocele
Torsion testicular
Epidimitis

Epidimitis

 

La epididimitis es una afección común con una incidencia que oscila entre 25 y 65 casos por 10.000 hombres adultos por año y puede ser aguda, crónica o recurrente. 

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La epididimitis aguda se caracteriza clínicamente por dolor, hinchazón y aumento de la temperatura del epidídimo, que puede afectar a los testículos y la piel del escroto. Por lo general, se debe a la migración de patógenos desde la uretra o la vejiga que pueden identificarse mediante diagnósticos apropiados hasta en el 90 % de los pacientes.

 

Los patógenos predominantes aislados son Enterobacterales (típicamente E. coli ), C. trachomatis y  N. gonorrhoeae.

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Los hombres que tienen relaciones sexuales anales y aquellos con anomalías del tracto urinario que provocan bacteriuria tienen un mayor riesgo de epididimitis causada por Enterobacterales.

 

Se debe considerar el virus de las paperas si hay síntomas prodrómicos virales y agrandamiento de las glándulas salivales.

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